sábado, 10 de mayo de 2008

Haroldo de Campos y la iconocidad del signo estético

"Entonces, para nosotros, la traducción de textos creativos será siempre una recreación, o creación paralela, autónoma aunque recíproca. Cuanto más lleno de dificultades esté un texto, más recreable, más seductor como posibilidad abierta de recreación. En una traducción de esta naturaleza, no se traduce solamente el significado, se traduce el propio signo, o sea, su fisicalidad, su materialidad misma (propiedades sonoras, de imagética visual, en fin, todo aquello que forma, según Charles Morris, la iconocidad del signo estético, entendiendo por signo icónico aquel “que es en cierta manera similar a aquello que denota”). El significado, el parámetro semántico, será apenas y tan sólo el marco de referencia de la empresa de recreación. Se trata de lo opuesto a la llamada traducción literal".

(Haroldo de Campos: “De la traducción como creación y como crítica”, en De la razón antropofágica y otros ensayos. Siglo XXI. 2000. p.189)

"He dicho, en más de una ocasión, que la “poesía concreta” de los años cincuenta y sesenta, en tanto “experiencia de límites”, no clausuró ni me clausuró sino que me enseñó a ver lo concreto en la poesía, a trascender el “ismo” particularizante para enfrentar la poesía, transtemporalmente, como un proceso global y abierto de concreción sígnica, actualizado de modo siempre diferente en las diversas épocas de la historia literaria y en las diversas ocasiones materializables del lenguaje (de los lenguajes). Safo, Bashô, Dante y Camões, Sá de Miranda y Fernando Pessoa, Hölderlin y Celan, Góngora y Mallarmé son, para mí, en esta acepción fundamental, poetas concretos (el “ismo” aquí no tiene sentido)".

(Haroldo de Campos: “Poesía y modernidad: de la muerte del arte a la constelación. El poema postutópico”, en De la razón antropofágica y otros ensayos. Siglo XXI. 2000. p.47)